Lamento lo cliché que tal vez suene esto.
Era todo tan perfecto & utópico en aquella colina de la melancolía..
Tan impresionante que la perfección escapaba de aquello que ella no era capaz de percibir, aquello que era casi imperceptible pero al mismo tiempo esencial.
Corría sin parar mientras el frío viento palpaba sus mejillas rosas en un acto de protección & al mismo tiempo la hacía sentir insegura con cada paso.
No dudaba de correr, dudaba del lugar al que llegaría corriendo. Tenía miedo de arriesgarlo todo sin poder conseguir lo que tanto añoraba.
El horizonte parecía un vértigo de colores contemplado desde su perspectiva utópica e inexistente.
Aquella perspectiva que la había llevado a ver el horizonte de otro modo, la había llevado a ver todo como un mundo que encajaba con su compleja forma de ser, cuando realmente ella había inventado ese mundo para sentirse querida.
Hasta que llegó. Llegó al lugar que tanto deseaba, & cuando lo hizo fue cuando se dio cuenta que nada era lo que ella esperaba.
Las rosas no olían, los tulipanes no brillaban, todo se tornaba oscuro & macabro al compás del viento.
Sentía cómo sus brazos & piernas se movían sin su consentimiento, forcejeaba para intentar escapar pero no podía. Sentía el dolor en el fondo de su cuerpo, aunque su piel se mostraba intacta al maltrato.
& Fue ahí cuando lo vio.. cuando vio aquel que había estado jugando tanto tiempo con ella.
Cuando vio a quien estuvo jugando con ella como una pequeña muñeca de trapo, un pequeño títere que había cometido el error de enamorarse.
- ¿Por qué me hes eso? ¿Por qué juegas con mis sentimientos? - gritó sollozando
- Nunca consigues lo que quieres, pero me puedes tener a mí.
- Pero no quiero seguir así..
- Contigo siempre estoy en la cima. Pequeña, tú eres mi medicina.
